Hoy es 20 de Noviembre de 2009, se conmemoran 99 años de la Revolución Méxicana: yo personalmentre creo que las Revoluciones no se conmemoran, se reflexionan, se evalúan. Y la revolución Mexicana, si bien trajo algunos logros en materia social que se dio tras el cambio de Régimen, en realidad es una revuelta aun por consumarse. Los grandes perdedores de la revolución son los campesinos (vapuleados hoy por el TLC y por el narco), los obreros (hoy en desaparción por la falta de inversión en este sector; la clase baja se ha terciarizado, se ha informalizado y por lo tanto se ha fragmentado) y la patria (esa palabra con que se han llenado sus trompas esos que institucionalizaron la revolución).
Es por eso que para recordar y repensar la revolución en este blog no pondremos ninguno de los clásicos murales de Rivera o Siqueiros (quienes, en última instancia, contribuyeron a institucionalizar la Revolución, a volverla inofensiva). Sino una obra más perturbadora, que nos devuelva al pasado resignificado, como algo terrible e incompleto: Paisaje de Zacatecas con Ahorcados II (1914) de Francisco Goitia (1882-1962). Goitia es uno de los pintores más oscuros y descarnados del Siglo XX mexicano; es un poeta de la desolación, que pinta al México que olvidan los libros de texto; el México pobre, solitario, silencioso, derrotado en medio de la violencia revolucionaria. El pintor no estaba alejado de la violencia real y cruda de la Revolución, fue militante Villista, y estuvo presente, como pintor, en batallas como la de Zacatecas, de hecho, se cuenta que utilizaba cadáveres reales como modelos para su serie sobre ahorcados.
En esta pintura los colgados son un símbolo de la sensación de desolación que dejó la revolución, de hecho la planta de la que pende el cadáver central simula un crucifijo: el dolor del pueblo se identifica con el de Jesús en la Cruz; un sufrimiento humano y terrible pero que en si mismo guarda la posibilidad de resurrección. La resurrección es lo que aun está por venir, y no es una resurrección divina, sino humana y social... las revoluciones no se conmemoran, se reflexionan se ponen en perspectiva, se piensan desde las carencias actuales. Recuerdo que en 1909 Porfirio Diaz preparaba ya todo para la celebración del primer centenario de la Independencia, sin sospechar que la rebelión se acercaba, sin embargo en las calles el rumor era cada vez más fuerte: ¡va a caer, va a caer, este gobierno va a caer!...
Más. Para sentir los vientos de cambio:
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