retrato de ESCIF.
El Street Art ha devenido, desde hace ya varios años, en una rentable forma de publicidad. Muchos son los artistas urbanos (desde watchavato hasta WK) que han pasado de la marginalidad de las calles a hacer publicidad urbana. El problema no es vender la obra, sino hacer obra para vender, pues al crear para marcas comerciales o con el objetivo de llamar su atención, el contenido temático de la obra suele empobrecerse. Así el street Art se ha convertido en un chiste, una ocurrencia vacía de sentido.
El agotamiento puede ser acelerado. Los artistas urbanos de los setentas y ochentas buscaban hacer arte crítico, arriesgado (pensemos en las decenas de colectivos de arte: de CADA a Asco, pasando por Gutai y el techo de la Ballena), ahora los neograffiteros sucumben a la tentación meramente iconográfica o al chiste simple que, maquillado, se convierte fácilmente en publicidad urbana. En este imperio de la imagen y del icono que se desborda en las calles de las grandes ciudades la diferencia entre street art y publicidad se diluye, los estereotipos se repiten (mujeres sensuales, hombres poderosos, caricaturas deformadas) a uno y otro lado. La propuesta estética del street art se agota al tiempo que se vende, pero, peor aun: su contenido se frivoliza.
Es en este contexto que artistas como ESCIF nos resultan refrescantes. Su obra va desde la ilustración Naif hasta obras conceptuales que lo acercan al arte procesual y al body art. Actualmente ESCIF se está desligando de la mera ilustración sobre la pared al acercarse a temas como el tiempo, el movimiento, el cuerpo y el espacio. La acción que aquí presentamos (abrir y cerrar una herida) es muestra de como la obra de este artista se separa de la mera iconografía para crear acciones de mayor contenido conceptual y emocional. Después de todo para él, según esta entrevista, "concepto y forma son inseparables e interactúan constantemente".
Lo que viene:
Ya tengo las fotos de Zona Maco, pronto estarán arriba.
Continuará la serie de santos del cristianismo.
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