La caricatura suele ser despreciada por las artes plásticas (siendo más aceptada como literatura), sin embargo su principal valor es indudablemente plástico;la imagen es el eje central del chiste. En estos tiempos en los que basura acumulada, ideas escritas en un pizarrón o incluso el vacío (recientemente el Pompidou de París hizo una retrospectiva del vacío en el arte) pueden ser clasificadas como arte resulta insultivo el desprecio generalizado por la caricatura en el circuito, más aun si se recuerda que los elementos derivados de la caricatura y del comic han sido apropiados ya desde Touluse Lautrec, pasando por los expresionistas y los dada, hasta Warhol yLiechtenstein . En los ochentas la bad painting y la figuración libre desmoronaron la división entre pintura seria y caricatura, sin embargo aun se mantienen ciertos prejuicios (basados generalmente en la arcaica separación entre alta cultura y cultura popular).
En México, a diferencia de muchos otros paises, la caricatura ha gozado de cierto prestigio, gracias a revistas como El hijo del Ahuitzote (1885) y a artistas como Guadalupe Posada que traban los temas políticos y sociales mexicanos con humor ácido y crítico, esta tradición se ha extendido hasta nuestros días. Magú es uno de los principales "cartonistas" mexicanos actuales, con su estética inconfundible, podrida, deforme, heredera del Punk y de la figuración libre ochentosa (a accidentes perfectos le recuerda particularmente a la obra del pintor Robert Combas) y su humor ácido y burlón. En estos días debido a la epidemia de A/H1N1 los cartonistas han centrado su trabajo en el tema de los cerdos, sin embargo recientemente la OMS le cambió el nombre de gripe porcina a gripe humana, jodiendoles a muchos el humor que ya habían creado en torno a la epidemia (como la ya famosa paráfrasis "cria puercos y te sacarán los mocos) , la decisión fue tomada porque la cepa no sólo contiene información genética porcina, sino también humana y aviar, pero también porque la denominación afectaba innecesariamente a los productores de carne de cerdo (que no contagia la enfermedad), la situación se volvió tan escabrosa que el gobierno Egipcio bajo el pretexto de la gripe porcina mandó a matar a todos los pobres puercos del país: el gobierno egipcio es islámico, su religión, -al igual que la judía-, les prohibe comer cerdo, e incluso resulta inapropiado pronunciar su nombre, por lo que los que crían cerdos son la minoría cristiana frecuentemente amedrentada, lo cual ha creado una ola de violencia en defensa de los marranos, otro caso es el de Israel, cuyo gobierno -compuesto por judios sionistas- famoso por su diplomacia y su no desprecio a otras razas, creencias y religiones (guiño, guiño) decidió, tras afirmar que el nombre de influencia porcina era insultivo, poco Kosher, cambiarle el nombre por el de "Influenza Méxicana", término que seguramente no resulta ofensivo para los más de 103 millones de mexicanos que pisan la tierra. Magú juega con este tema en los dos cartones que aquí presentamos; ahora los puercos son los que se deben cuidar de nosotros los humanos, evitando la difamación, usando tapatrompas, no se vayan a contagiar de influencia humana, como ya pasó en Canadá, en donde un granjero ya contagió a sus puerquitos.
En México, a diferencia de muchos otros paises, la caricatura ha gozado de cierto prestigio, gracias a revistas como El hijo del Ahuitzote (1885) y a artistas como Guadalupe Posada que traban los temas políticos y sociales mexicanos con humor ácido y crítico, esta tradición se ha extendido hasta nuestros días. Magú es uno de los principales "cartonistas" mexicanos actuales, con su estética inconfundible, podrida, deforme, heredera del Punk y de la figuración libre ochentosa (a accidentes perfectos le recuerda particularmente a la obra del pintor Robert Combas) y su humor ácido y burlón. En estos días debido a la epidemia de A/H1N1 los cartonistas han centrado su trabajo en el tema de los cerdos, sin embargo recientemente la OMS le cambió el nombre de gripe porcina a gripe humana, jodiendoles a muchos el humor que ya habían creado en torno a la epidemia (como la ya famosa paráfrasis "cria puercos y te sacarán los mocos) , la decisión fue tomada porque la cepa no sólo contiene información genética porcina, sino también humana y aviar, pero también porque la denominación afectaba innecesariamente a los productores de carne de cerdo (que no contagia la enfermedad), la situación se volvió tan escabrosa que el gobierno Egipcio bajo el pretexto de la gripe porcina mandó a matar a todos los pobres puercos del país: el gobierno egipcio es islámico, su religión, -al igual que la judía-, les prohibe comer cerdo, e incluso resulta inapropiado pronunciar su nombre, por lo que los que crían cerdos son la minoría cristiana frecuentemente amedrentada, lo cual ha creado una ola de violencia en defensa de los marranos, otro caso es el de Israel, cuyo gobierno -compuesto por judios sionistas- famoso por su diplomacia y su no desprecio a otras razas, creencias y religiones (guiño, guiño) decidió, tras afirmar que el nombre de influencia porcina era insultivo, poco Kosher, cambiarle el nombre por el de "Influenza Méxicana", término que seguramente no resulta ofensivo para los más de 103 millones de mexicanos que pisan la tierra. Magú juega con este tema en los dos cartones que aquí presentamos; ahora los puercos son los que se deben cuidar de nosotros los humanos, evitando la difamación, usando tapatrompas, no se vayan a contagiar de influencia humana, como ya pasó en Canadá, en donde un granjero ya contagió a sus puerquitos.
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