El Hiperrealismo vive un nuevo auge, aunque no parte de las mismas premisas de su antecesor setentero. Víctor Rodríguez, pintor mexicano que con maestría irreprochable crea pinturas hiperrealistas -él dice que no, pero sí- compuestas basicamente por retratos (por lo regular de la misma mujer; su, entonces, esposa) y autorretratos detalladisimos, sin artificios, como fotos polaroid. Su obra -si bien es cierto que incorpora elementos pop, principalmente de la cultura mexicana- se caracteríza por ser muy intima, sumamente individual y silenciosamente autobiográfica; su divorcio da un giro de tuerca a su obra ¿a quién pintará ahora?, en esta etapa mezcla fotografías de obras famosas de la historia (Principalmente de Manet, como en este caso) con imagenes de su mujer en un acto doblemente nostálgico (en el sentido que le da Ernst Jünger), de añoranza, de intentar de capturar lo ido, ecos son sus pinturas.
Más. Una entrevista
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