Él era un niño apasionado por el dibujo y la arquitectura, sin embargo su padre Alois -un seco agente de Aduanas sin estudios- le prohibió seguir una carrera en artes pues deseaba que su hijo fuera, como él, un agente al servicio del Estado. A pesar de los azotes del padre, el joven seguía dibujando y perfeccionando su estilo, pronto, como un gran respiro, el padre murió. A los 17 años el joven e "incomprendido artista" (como se describe a sí mismo en una autobiografía) estaba ya decidido a convertirse en pintor profesional por lo que, despidiéndose de su madre y de su incondicional amigo August Kubizek (quien conservó por décadas los bocetos que el joven dibujante le regaló) viajó a Viena con la firme intención de ingresar a la Academia de Bellas Artes. Estudió y preparó obras durante un año, Fue rechazado. lo intentó de nuevo al año siguiente, una vez más la respuesta fue negativa "dedícate a la arquitectura" decían las cartas. La pobreza lo amenazaba, cuando él apenas tenía 19 años murió su madre de un fulminante Cáncer, el joven comía en hospicios para vagabundos y sobrevivía a duras penas vendiendo sus pinturas como baratijas en las plazas, nunca comprendió a la Viena de principios del siglo XX. Frustrado y pobre pronto abandonó sus sueños de una vida apacible de pintor, se alistó en el ejército para pelear en la Primera Guerra Mundial y prontó comenzó una trascendental carrera en el mundo de la Política alemana que llegaría a su cumbre al convertirse en el Tercer Reich de Alemania, sus dibujos y pinturas permanecieron dispersos y desconocidos hasta hace pocos años, cuando se subastaron decenas de ellos autentificados gracias a su emblemática firma: "Adolfo Hitler".
Entre los compradores de estos dibujos se encontraban los hermanos Jake & Dinos Chapman, (famosos artistas de la generación de los Young British Artists) quienes gastaron más de 200, 000 dólares para adquirir 17 acuarelas (además de unos óleos) pintadas por el Fürher para "trabajar en ellas". En 2008 presentaron en la galería White Cube la exposición "If Hitler had been a Hippie how happy would we be" (" Si Hitler hubiera sido Hippie, qué felices seríamos todos") la cual estaba compuesta por las sombrías obras de Hitler "decoradas" por los hermanos Chapman con motivos hippies como arcoiriris, flores y corazones. El contraste entre el forzado academicismo de Hitler y el desparpajo de los añadidos de los Chapman es de un humor terrible sobre la humanidad y propicia de nuevo las reflexiones en torno a lo frágil de la vida humana y de la historia, pues ¿qué sería del mundo contemporáneo si el joven Hitler, huérfano y pobre, hubiese sido aceptado en la Academia de Artes de Viena -dirigida, en ese entonces según él, por Judíos-?
Más de la exposición.
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