Stéphane Lallemand (Estrasburgo 1958) es un artista conceptual y fotógrafo francés que trabaja constantemente con el desnudo femenino. En su serie Alte Pinakothek recrea grandes desnudos del arte clásico, como la Bañista de Valpinçon (arriba). Las fotografías resultantes son extremadamente pictoricistas y cargadas de humor e informalidad, una forma de desmitificar a los grandes maestros. Algunas son recreadas fielmente, mientras que en otras él aparece en el papel de acompañante de la modelo, vestido con ropa contemporánea dando al traste la ilusión clasista, claro, a propósito. Quizá las más interesantes son en las que recrea al artista haciendo su trabajo, evidenciando esa relación complice y erótica o descaradamente sexual que mantienen la modelo y el artista en el momento de creación.
La gran Odalisca (arriba) fue pintada en 1814 por Ingres, en su momento no fue muy bien recibida por la crítica, por tener proporciones decididamente anormales, sobre todo por su alargada columna que tiene "tres vertebras suplementarias", sin embargo esto fue hecho a propósito por Ingres, pues buscaba crear una belleza irreal y rítmica retomando elementos manieristas, no quería simplemente copiar la realidad, sino crear una belleza mítica, Lallemard lo sabe y por eso eligió a esta modelo tatuada con una deforme columna vertebral.
La venus del espejo de Velázquez fue pintada al rededor del año 1648, su gran innovación fue el espejo que sostiene Cupido, pues a través de él la diosa de la belleza mira al espectador, reduciendo la distancia así entre lo real y lo representado. En la versión de Lallemard el espejo es una tabla, no hay reflejo, se cancela la relación entre la modelo y el espectador, y en lugar de hijo de Venus, Cupido, aparece el propio fotógrafo acomodando la escena, evidenciando lo terrenal del montaje.
1866, el provocador pintor Gustave Courbet, termina la que será una de sus obras más escandalosas: El origen del mundo, en donde se muestra un pubis femenino de manera explícita. La pintura es repudiada por la comunidad artística del momento, sin embargo es de gran valor temático, pero más aun es una gran contribución a la perspectiva, la posición que retrata Courbet supera por mucho la perspectiva clacisista, creando una imagen dinámica y cercana nunca antes vista en el arte occidental. Lallemard en esta ocasión no recrea la pintura sino el acto de pintar: se imagina como el pintor apasionado pero también formal y técnico para crear una obra innovadora y correcta en términos anatómicos, es por eso que su versión se llama "el origen de la perspectiva".
No estoy seguro si la versión que nos presenta Lallemard es una actualización de la obra titulada "Ninfa dormida sorprendida por los Sátiros" ( 1627) de Nicolas Poussin, pero parece plausible pues la temática es la misma aunque no tanto las posiciones y menos la escenografía. Esta versión me gusta en particular por su humorismo desfachatado y sin grandes pretenciones: la modelo como una inocente ninfa dormida, el creador como el Sátiro acechante con su "erección perpetua" cubierta apenas por la sabana verde.
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